La belleza tangible de la fotografía análoga

Por Indaga Mx
laboratorio de revelado

En un mundo saturado de imágenes digitales que se consumen y olvidan en segundos, la fotografía analógica resurge como un acto de resistencia ante la inmediatez y perfección de la era digital, un arte que devuelve la paciencia y el asombro a la captura de instantes de nuestras vidas. Seguramente te has preguntado cómo funciona una cámara fotográfica analógica o las diferencias entre fotografía analógica y digital, pues no eres el único, y tampoco estás solo. En los últimos años, este resurgimiento ha traído consigo la creación de espacios donde los amantes del film pueden encontrarse, aprender y compartir. 

Uno de estos espacios es Bengala, un laboratorio de fotografía análoga en San Pedro Garza García, Nuevo León. Espacio fundado en 2020 por dos fotógrafos, Daniela y Rodrigo, que nació como una tienda virtual de cámaras y rollos para después evolucionar a un laboratorio físico donde se revelan y digitalizan rollos, se realizan exposiciones y talleres. Pero lo que en realidad distingue a Bengala es la comunidad que ha generado a su alrededor.

Tuvimos la oportunidad de conocer el espacio y conversar con Daniela Villarreal, quien nos recibió para contarnos cómo surgió el laboratorio, los retos que enfrentaron al armarlo desde cero y lo que significa hoy para quienes lo visitan. Hoy te contamos en nuestro blog sobre esta entrevista pero no pierdas la oportunidad de escuchar el episodio completo con Daniela en nuestro podcast Charlas de Raíz.

“¿Y si hacemos un laboratorio?”

“Comenzamos con la idea a finales de 2021. Iniciar un proyecto en general no es fácil, pero un laboratorio es un poco más complicado porque las máquinas son obsoletas, la mayoría son de finales de los 80’s o inicios de los 90’s, en ese tiempo así se revelaba. Encontrar los elementos necesarios para tener un laboratorio funcional fue un reto grande”, nos cuenta Daniela. 

“Abrimos en febrero de 2022. Comenzamos revelando 50 rollos al mes, ahora revelamos más o menos 500 o 600 rollos en ese mismo tiempo. La finalidad de tener el espacio era poder revelar, digitalizar rollos, tener una tienda física con cámaras y rollos, y poder mostrar el trabajo emergente de otras personas: que fuera parte galería, tienda y laboratorio”.

El lado romántico, nostálgico y mágico de la fotografía análoga.

La fotografía análoga nos recuerda la importancia de la espera. Cada rollo es una lección de paciencia y confianza: no puedes ver el resultado de inmediato, no hay pantalla que te confirme si lo hiciste bien o mal. Hay que esperar, hay que dejar que el proceso haga su parte. Y en esa espera, algo se transforma. En tiempos donde todo se almacena en la nube y se descarta con un click, esto es un acto de resistencia, una forma de recuperar la intención de cada imagen, de dar valor a lo que decidimos capturar y guardar. 

Daniela nos platica que “para poder estudiar foto, tienes que comenzar con la parte análoga. Y es como cocinar, estás en el cuarto oscuro con temperaturas, químicos, a veces tienes que hacer cosas sin ver. Tienes que encarretar tus negativos y, si no tienes los medios para hacerlo con luz, lo tienes que hacer en la oscuridad. Practicar todo esto se me hace muy divertido y, aunque lo dejé de lado unos años, volví a adentrarme a este mundo en 2019”.

Cuando volví a tomar fotografía análoga fue una gran sorpresa ver los resultados, era como que ‘wow, esto es magia’. Tienes que esperar un tiempo para ver lo que estás tomando porque lo mandas a revelar o lo revelas tú. Y en eso está esta parte romántica: cuando tomas una foto análoga, tu negativo es algo físico, con esa foto tienes algo físico, algo tangible. Es una impresión de luz en un negativo. Desde el momento en que le di click, ya decidí congelar ese momento,  las partículas de luz que mis ojos estaban viendo se plasman en el negativo, es un pedazo físico del momento”.

Nos permite preguntarnos “¿será este un buen momento?”, pero luego luego pasa otro momento, y otro, y otro… 

Y de aquí nace la reflexión de saber cuándo tomar esa decisión de darle click a la cámara, porque en la foto análoga tienes disparos limitados. Con el celular, ahora puedes tomar hasta 50 fotos en menos de 1 minuto; en las cámaras analógicas cada rollo tiene 36 exposiciones, así se le llama a cada foto, y esos son los tiros que tienes. También, la foto análoga me ha dado esa reflexión de saber qué es lo que guardo en mi celular y, sobre todo, me ha dado paciencia.

Aprender, compartir, inspirar: la comunidad como esencia

¿Qué tal si te dijera que la fotografía análoga no es sólo una técnica, sino una manera de ver y vivir el mundo? En estos laboratorios, la revelación de un rollo de film se convierte en un proceso compartido: es una oportunidad de aprender y conectar con otros. 

Bengala, por ejemplo, no sólo recibe fotógrafos experimentados, sino a cualquier persona con ganas de aprender. Daniela nos cuenta que a veces “llega gente con ‘es que me encontré esta cámara en casa de mi abuelo’, y les ayudamos a ver si funciona, a ponerle el rollo, etc. Entonces es como que sí somos una tienda, sí damos un servicio, pero también somos una comunidad. Eso desde el inicio lo dijimos, es un espacio para que vengas a encontrar respuestas, desde profesionales hasta amateurs. Es bien bonito porque hay de todo: desde el estudiante que tiene clase de fotografía hasta la persona profesional que tiene más de 10 años tomando fotos y confían en nosotros para revelar sus fotos”.

Además, Bengala es una de las pocas galerías en México dedicadas sólo a la fotografía análoga. Así, los trabajos de fotógrafos emergentes encuentran un hogar, una vitrina donde sus imágenes pueden hablarle al mundo. Exponer se vuelve entonces algo más que sólo mostrar fotos, es ser parte de un movimiento que rescata la fotografía como arte tangible, como documento de una realidad que se vive y se siente con los ojos y con las manos.


Un espacio para quedarse

El surgimiento de laboratorios de fotografía análoga, como Bengala, ha creado más que negocios, pues estos se han vuelto puntos de encuentro, comunidades en crecimiento. En espacios como Bengala, el pasado y el presente se mezclan en cada negativo revelado, donde las historias se imprimen en luz y sombra. En ellos, lo importante no es sólo la imagen final, sino el proceso, la conversación, el aprendizaje.

Si tienes una cámara guardada en un cajón, si alguna vez te preguntaste cómo se siente sostener un negativo entre los dedos, si quieres ser parte de algo más grande que un simple servicio de revelado, hay un laboratorio análogo, como Bengala, esperándote. Y en él, una comunidad lista para recibirte.